Una vez que ha fracasado estrepitosamente esta forma de entender el “desarrollo” por el número de toneladas de cemento vendidas, surge, sin que algunos parezcan tener un mínimo de memoria, “el comodín de las infraestructuras”.
Canarias ha recibido un auténtico “chute infraestructural” en las dos últimas décadas, en las que no ha quedado piedra sobre piedra, mediante la construcción inmisericorde del territorio – más de 25.000 viviendas anuales nuevas en el periodo 1997-2007 -, la ampliación constante de las infraestructuras viarias, portuarias y aeroportuarias, con claros ejemplos de infrautilización de las mismas, en algunos casos flagrantes (puertos de Arinaga y Tazacorte, por ejemplo); y un incremento desmesurado de la movilidad y el consumo de recursos.
Esta oleada ha entrado en crisis, con descensos abultadísimos del consumo, de tal manera que hoy “sobran” dársenas de mercancías, las autopistas ya no tienen tantos atascos, y no se puede afirmar que Canarias tenga “déficits” de generación eléctrica instalada, por ejemplo, como hasta hace solo dos años.
La enorme crisis económica que acecha a este modelo surgió precisamente cuando se iniciaban o culminaban muchas de esas grandes obras de infraestructuras. Pero la oleada ha sido mucho mayor. Se piensa, reiteradamente, que “para salir de la crisis” hay que iniciar otro tsunami de nuevo frenesí constructor. ¿Quizás es que se quiera caer desde más alto unos años después?
El comodín de las infraestructuras ya resulta insultante. Con el 25% de desempleo, se limita el discurso del progreso a pedir más de lo mismo. ¿Querrán llegar al 35% de desempleo?
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